El anuncio de Axel Kicillof sobre su intención de que la provincia de Buenos Aires tome el control de Aerolíneas Argentinas refleja la polarización en torno al futuro de la aerolínea estatal en el contexto político actual. Mientras la administración de Javier Milei avanza con su plan de privatización, Kicillof busca posicionarse como un defensor del control estatal y de la importancia estratégica de la empresa para la economía provincial.
Según el análisis del gabinete de Kicillof, la privatización o reducción de vuelos de Aerolíneas podría costarle a la provincia unos 2.665 millones de dólares. Esta cifra incluye pérdidas en el turismo, el impacto en los aeropuertos y los beneficios económicos generados por los pasajeros.
Kicillof enmarcó la defensa de Aerolíneas Argentinas dentro de una narrativa nacionalista, subrayando que «la patria no se vende». Esto busca contrastar con la visión de Milei, a quien acusa de promover un «saqueo» al intentar privatizar la compañía.
La propuesta de que la provincia de Buenos Aires tome el mando plantea interrogantes sobre cómo se financiaría y operaría una aerolínea de alcance nacional bajo control provincial. También podría generar tensiones legales y políticas con el gobierno nacional.
Este movimiento ocurre en un momento de transición en el país, con la reciente llegada de un gobierno libertario liderado por Milei que busca implementar reformas drásticas, incluidas privatizaciones de empresas estatales. La postura de Kicillof refuerza la oposición desde sectores del peronismo y del kirchnerismo, que históricamente han defendido a Aerolíneas Argentinas como un símbolo de soberanía nacional.
- Viabilidad financiera: El presupuesto provincial tendría que absorber los costos operativos de una empresa históricamente deficitaria.
- Coordinación nacional: Un traspaso de Aerolíneas a la provincia podría fragmentar el sistema de transporte aéreo y generar conflictos con otras provincias y el gobierno central.
- Reacciones del sector privado: La industria del turismo y otros actores económicos podrían enfrentar incertidumbres si se alteran las rutas o servicios actuales.
El debate sobre el futuro de Aerolíneas Argentinas parece ser un punto de tensión clave en la política argentina, simbolizando las diferencias ideológicas entre un enfoque libertario y uno estatista.