Jorge Julio López, el albañil y testigo clave en el juicio que condenó al represor Miguel Etchecolatz a cadena perpetua, desapareció el 18 de septiembre de 2006, el mismo día de los alegatos.
Pasaron 14 años desde que se lo vio por última vez a López en su casa en el barrio Los Hornos, en La Plata. Sin rastros, no se volvió a comunicar con sus familiares ni conocidos.
Ese día, debía ir a la sede municipal platense, donde se escucharían los alegatos en el juicio contra Etchecolatz, condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar.
López fue testigo clave porque identificó al comisario de la Policía Bonarense como el hombre que dirigía y ejecutaba las sesiones de tortura con picana en la sede policial de La Plata.
Ésta es su segunda desaparición, ya que antes de desaparecer en 2006, fue secuestrado en 1977 hasta mediados de 1979 en cinco centros clandestinos de detención.
Su hijo Rubén, en diálogo con la agencia de noticias Télam, dijo: “La justicia no hizo nada, se me ríen en la cara; siempre que llega la fecha de su desaparición salen a hablar del entrecruzamiento de 50 millones de llamadas telefónicas pero nunca se hizo nada”.
Remarcó que la carátula de la causa «sigue siendo presunta desaparición de persona» y confirmó que en las últimas horas presentó un escrito «pidiendo que se recaratule como desaparición forzada».