El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicó este jueves los resultados de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del primer semestre de 2025, que arrojaron que la pobreza en la Argentina alcanzó al 31,6% de la población. El dato fue presentado como el nivel más bajo desde 2018, tras una reducción de 6,5 puntos respecto al segundo semestre de 2024. Sin embargo, los cuestionamientos a la metodología y a la interpretación oficial no tardaron en aparecer.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) advirtió que existe una “subestimación” en la medición de la pobreza, dado que el INDEC continúa utilizando como referencia una canasta de consumo del año 2004 en lugar de la última actualizada en 2017. En la misma línea, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) planteó que las cifras muestran un “descenso sobrerrepresentado” y no reflejan con precisión la situación social actual.
La reacción más dura llegó desde la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE). Su secretario general, Rodolfo Aguiar, calificó como “ridícula” la cifra oficial del 31,6% y sostuvo que “la pobreza en la Argentina es, como mínimo, el doble de lo informado por el INDEC”. Además, acusó al organismo estadístico de realizar “una interpretación errónea y maliciosa de los datos, que solo busca tergiversar la realidad”.
El cruce entre las estadísticas oficiales y las mediciones alternativas vuelve a poner en discusión la credibilidad de los indicadores sociales en el país. Mientras el Gobierno celebra una baja en los niveles de pobreza, distintos sectores académicos y sindicales sostienen que el alivio que muestran los números no se corresponde con la realidad cotidiana de millones de familias argentinas.