La Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles (DiCEI) del Ministerio de Salud de la Nación atraviesa una crisis sin precedentes. En el último mes, el 30% de su equipo fue despedido, y gran parte del personal restante renunció ante la imposibilidad de sostener las políticas públicas básicas. Actualmente, solo quedan tres profesionales en el área médica de la dirección encargada de garantizar la calidad, seguridad y distribución de vacunas en todo el país.
La situación se agrava en un contexto de brote de sarampión en la Ciudad de Buenos Aires. Las dos expertas en la enfermedad ya no forman parte del equipo: una fue despedida y la otra renunció tras regresar de sus vacaciones, en medio de un escenario de vaciamiento institucional.
En total, 14 de los 46 integrantes de la DiCEI fueron desvinculados, incluyendo cuatro trabajadoras del área médica. De las siete que quedaban, cuatro más decidieron abandonar sus cargos, dejando solo a tres profesionales a cargo de la estrategia nacional de vacunación.
La reducción del equipo genera preocupación en la comunidad sanitaria, ya que la DiCEI tiene un rol clave en la respuesta a emergencias, la coordinación en caso de brotes y la garantía de acceso a vacunas seguras y eficaces en todo el país. En un momento crítico para la salud pública, la falta de especialistas podría comprometer la capacidad de respuesta ante enfermedades prevenibles.