El Gobierno nacional avanzó con una fuerte desregulación del sector yerbatero al eliminar controles y sanciones vinculadas a los estándares de calidad en la producción de yerba mate destinada al consumo. La decisión fue adoptada por el Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), que derogó normas vigentes desde hace más de dos décadas.
A través de la Resolución 146/2025, el Directorio del INYM dejó sin efecto resoluciones clave que regulaban el proceso productivo, en línea con la política de liberalización del mercado impulsada por la administración de Javier Milei. Entre ellas se encuentra la Resolución 15/2003, que establecía criterios estrictos de calidad y preveía sanciones ante incumplimientos en la elaboración de la hoja.
La normativa derogada contemplaba penalidades por prácticas consideradas irregulares, como falencias en higiene y procesamiento, exceso de semillas o materiales extraños, deficiencias en secanza y control de humedad, falta de identificación de bolsas, presencia de residuos o plagas y el uso del palo como subproducto no apto para consumo alimenticio. Con su eliminación, los productores ya no estarán obligados a cumplir con esos estándares específicos.
Además, el INYM modificó el régimen sancionatorio vinculado a las declaraciones juradas y ratificó que su rol debe limitarse al control de trazabilidad, salubridad y aspectos sanitarios, sin intervenir en precios ni en la iniciativa privada. Desde el organismo sostienen que el objetivo es evitar distorsiones en el mercado y garantizar la libre competencia.
Este giro se complementa con la desregulación del precio de la yerba, formalizada mediante el Decreto 812/2025, que ratificó que el INYM no tendrá potestad para fijar precios de referencia. La medida profundiza un proceso iniciado a fines de 2023 y modifica el funcionamiento histórico del Instituto, que había tenido facultades para intervenir en el mercado desde el Decreto 1240/2002.
Con el nuevo esquema, el precio de la yerba queda librado exclusivamente al mercado, sin un valor mínimo garantizado para los productores. En el sector advierten que esta situación puede agravar la crisis de los pequeños yerbateros, en un contexto de aumento de costos y caída del poder de compra, y alertan sobre un posible impacto negativo en la calidad final de uno de los productos más consumidos del país.



