El cierre de Trenes Argentinos Capital Humano (DECAHF) marca un cambio en la estrategia del Gobierno respecto a la administración de recursos públicos y la estructura de las empresas estatales. Esta sociedad, que no tenía a su cargo la operación de servicios ferroviarios, fue cuestionada por su ineficiencia y el uso de recursos para actividades consideradas no esenciales.
La Resolución 58/2024, publicada en el Boletín Oficial, establece el inicio del proceso de liquidación, que implicará la convocatoria a una Asamblea General Extraordinaria para formalizar su disolución. A partir de este cierre, la empresa dejará de realizar contrataciones, facturaciones o cualquier otra actividad, y su personal será desvinculado.
Argumentos para el cierre
El principal argumento del Gobierno radica en que DECAHF era innecesaria y representaba un gasto significativo para el Tesoro Nacional. Durante la gestión previa, la empresa consumió aproximadamente 180 millones de dólares para proyectos como:
- Instalación de obras de arte en estaciones fuera de servicio.
- Programas culturales como “Entretenerte”, que ofrecía eventos gratuitos durante la pandemia.
El comunicado de la Secretaría de Transporte subraya que la empresa no cumplía con un rol justificable dentro del sistema ferroviario estatal, siendo percibida como un ejemplo de mal uso de recursos públicos.
Implicancias
El cierre de DECAHF podría ser visto como parte de una política más amplia de reducción de gastos en el sector público, con el objetivo de optimizar el uso de los recursos. No obstante, también plantea interrogantes sobre:
- El destino de las iniciativas culturales y comunitarias que desarrollaba.
- El manejo de los empleados afectados por la liquidación.
Este caso refuerza el debate sobre el rol y la eficiencia de las empresas estatales en Argentina, particularmente en sectores como el ferroviario, donde históricamente ha habido críticas por falta de inversión en infraestructura y operatividad.