Salta enfrenta una emergencia climática tras el desborde de los ríos Bermejo y Pilcomayo, que provocaron severas inundaciones en el Chaco salteño. Hasta el momento, se registran 500 evacuados y al menos 15 comunidades aisladas, mientras que más de 15.000 personas resultaron afectadas, entre ellas 11.000 pertenecientes a pueblos originarios y 4.000 criollos.
Las localidades más golpeadas por la crecida son Las Vertientes, Larguero y El Chañaral, donde el agua destruyó viviendas y dejó caminos intransitables. La situación se agrava en la cuenca del río San Francisco, donde el nivel del caudal sigue en aumento, manteniendo la alerta en la zona. La acumulación de barro impide el acceso a varias comunidades, lo que retrasa la llegada de asistencia.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtió que en las próximas horas podrían registrarse nuevas lluvias en la región, lo que aumentaría el riesgo de más desbordes y dificultaría las tareas de rescate.
Asistencia limitada y reclamos por mayor intervención
Ante la crisis, el Comité de Emergencia Climática puso en marcha operativos para distribuir alimentos, agua potable y asistencia médica en las zonas más afectadas. No obstante, las tareas de socorro enfrentan grandes obstáculos debido al estado de las rutas y la falta de transporte adecuado.
Desde el gobierno provincial advirtieron sobre la magnitud del desastre y reclamaron mayor intervención para garantizar la llegada de ayuda a las comunidades damnificadas. Mientras tanto, cientos de familias permanecen sin acceso a servicios básicos y dependen de la asistencia humanitaria para sobrellevar la crisis.
Las autoridades mantienen la alerta ante el riesgo de nuevas precipitaciones, mientras que equipos de emergencia trabajan contrarreloj para asistir a los afectados y restablecer la conectividad con las comunidades aisladas.