Integrantes de organizaciones sociales de los barrios populares porteños se movilizaron hasta el Obelisco y empezaron allí una campaña para juntar 100 mil firmas para que el gobierno de la Ciudad los reconozca como trabajadores esenciales.
Ya es la décimo cuarta jornada de protesta que se realiza desde junio pasado con el mismo objetivo. Lo que demandan es el reconocimiento de cada voluntario como trabajador formal, lo cual implicaría un monto equivalente a un salario mínimo, vital y móvil, que es de 16.875 pesos que, según las organizaciones, al gobierno le demandaría solo el 3,1 por ciento del presupuesto de su Ministerio de Desarrollo Social.
Hasta el momento, no han tenido respuestas. “Es inaudito que en la Ciudad más rica del país siga sin reconocerse salarialmente el trabajo de nuestros compañeros y compañeras” y que tampoco “implemente de manera inmediata un fondo de emergencia para activar políticas que generen trabajo genuino”, puntualizó Pablo Spataro, titular de la CTA Autónoma-Capital.
De la actividad lanzada frente al Obelisco participaron el director del Banco Nación Claudio Lozano, y el titular de ATE, Hugo «Cachorro» Godoy, entre otros dirigentes. Ellos dejaron su firma en forma de apoyo a los trabajadores de merenderos y comedores comunitarios, por donde pasa el 10 por ciento de los habitantes de la ciudad en busca de alimentos.
Según los datos oficiales, en Capital Federal hay al menos 417 organizaciones de ese tipo y por allí pasan a diario unas 117 mil personas. Allí también se desempeñan tareas de salud, asistencia sanitaria, de género y diversidades que se suman a los que trabajan en casas de la cultura y bachilleratos populares. Todos funcionan en organizaciones sociales ubicadas en villas y asentamientos.