Los testimonios de Julieta González y Fabiana Gutiérrez, dos de las seis primeras sobrevivientes trans en declarar en un juicio de lesa humanidad por los crímenes cometidos durante el terrorismo de Estado, estructura el documental “Donde habite la memoria”, tesina de grado de la Licenciatura de Comunicación Social en la UBA de María Clara Olmos y Carolina Musso, que este viernes podrá verse en el Espacio para la Memoria de lo que fue el centro clandestino de detención Pozo de Banfield donde estuvieron ilegalmente detenidas entre 1976 y 1977.
“Abordar la situación de las mujeres trans durante la dictadura fue complejo por tratarse de un colectivo que ha quedado en los márgenes de los procesos de Memoria, Verdad y Justicia y de los relatos oficiales en torno a los derechos humanos en nuestro país”, advierte Musso.
En el mismo sentido, quien es Técnica en Dirección de Fotografía y Cámara Cinematográfica, agrega: “Antes, durante y después de la dictadura, las mujeres trans pobres que ejercían la prostitución han sido víctimas de violaciones a los derechos humanos de manera constante y cotidiana. Al no contar con recursos suficientes para exigir justicia, estos hechos aberrantes permanecieron en la oscuridad durante 40 años, a la vez que existe un complejo entramado de violencias que se ejerce sobre las personas trans empobrecidas, en el que las fuerzas del mismo Estado tienen una parte importante”.
Olmos, periodista de la sección Sociedad de Télam, aporta al respecto: “Justamente con este documental queríamos mostrar que, además de sus objetivos económicos, políticos, sociales y culturales, la dictadura tuvo una dimensión profundamente patriarcal y de persecución de todo lo que se saliera de la ‘norma’ y eso se vio también en las torturas específicas que ejercieron sobre las mujeres militantes, las que decidían no ser madres, las lesbianas o las gays”.
“Donde habite la memoria” será estrenado este viernes a las 18 en el Espacio para la Memoria Ex Pozo de Banfield (Luis Siciliano 1773, Lomas de Zamora) para así poner en superficie una parte invisibilizada del plan de exterminio de la dictadura cívico-militar que también padecieron en ese mismo lugar otras mujeres trans, Paola Alagastino, Analía Velázquez, Marcela Viegas Pedro y Valeria del Mar Ramírez, también entre ellas.
En El Pozo estuvieron secuestradas alrededor de 440 personas, de las cuales 170 fueron asesinadas o desaparecidas. Entre 1976 y 1977, al menos ocho bebés nacieron en este centro clandestino, de los cuales seis recuperaron su identidad.